Pasó delante mío con una sonrisa entre sus labios, con una expresión tranquila, relajada, luminosa y totalmente desconocida tanto para mí como para todos mis recuerdos. Caminó unos pasos mirándome y luego siguió su camino. Y yo lo reviví todo...pude ver su bigote de siempre, recortado y prolijo, sus lentes siempre sobre sus ojos y esos inolvidables hoyuelos que enmarcaban su cara.
Lo vi de nuevo, lo vi entero... lo vi...VIVO...
Un escalofrío incesante comenzó a esparcirse por mi cuerpo, el temblor de las manos acompañaba al del resto del cuerpo y las lágrimas hacían esfuerzos desorbitados por no caerse de mis ojos. Pero nada de eso me importaba, juro que nada de nada hubiera podido lograr que me molestara estar sintiendo todo esto. Yo seguí mirándolo hasta que se alejó lo suficiente, pero, interiormente, aún ahora luego de algunas horas de haberlo visto es como si siguiera pasando constantemente delante de mi cuerpo.
Detrás suyo iba mi hermana, también contenta, también sonriente, y claro, no es para menos. Sería la primera vez en su vida que lo veía entero, sin dolor ni ningún tipo de sufrimiento, la primera vez que él hacía algo por ella y que, física y geográficamente,
estaban juntos. Ambos buscaban un pantalón para ella, algo totalmente tonto e insignificante, pero nadie puede decir de que material están hechos los
sueños, y yo menos que nadie me siento capaz de poder analizar las características que dan vida a los míos. No encontraban talle, ella seguía buscando y él ya no se veía, ya no reía, ni caminaba, ni estaba ahí con nosotras en este tiempo, en este suelo, ni en esta noche que decidió dárnoslo todo sin que ninguna de nosotras se lo haya pedido.
Más adelante en el tiempo mi panza crecía, era tan suave como todos mis deseos juntos y tan bonita que con solo mirarla toda mi alma pequeñita lloraba de pura alegría. Yo la acariciaba, la mimaba mientras que, cerrando mis ojos le decía entre susurros todo el amor que le tenía. Me hacía una ecografía y me daban el resultado...
"son dos...", me decían,
"un varón y una nena, son sanitos y están en perfectas condiciones en cuanto a su crecimiento..." Para entonces mi corazón desbordaba de sensaciones lindas. (En otro contexto ésto último me hubiera alarmado, pero en éste, en ésta forma de ver la vida me provocaba todo lo contrario).
La parejita, me decían algunos, están locos me decían otros, pero todos todos coincidían en catalogar a este suceso como una gran locura. Y curiosamente se que
compartiría sus dichos, pero en este instante no, y disfrutaba de ello, me enorgullecía del regalo que Dios me daba y con ojos bien emocionados solo le agradecía.
Después estaba sentada en un banco, sola, alejada en sentimientos pero bien cerquita en cuanto a pensamientos, y se me acercaba uno de nuestros amigos. Se sentaba a mi lado con su hijita en brazos. Tenía puesto un vestidito blanco muy lindo, unas sandalitas rosa y una binchita que adornaba su pelo, yo la miraba, le acariciaba la carita y él comenzaba a hablar conmigo.
Que te pasa?, me preguntó primeramente...y sin pensarlo un segundo le dije todo lo que sentía...
Tengo miedo, le dije. Miedo de no ser buena y de no saber que es lo que tengo que hacer, ni de como tener que hacerlo. Él me miraba tranquilo y llevaba su mano junto a la mía...
Ambos acariciábamos la vida que dentro de mí florecía y entonces yo me desperté tranquila....
Estoy convencida de que un sueño casi nunca tiene fundamento, o un significado claro y certero. Mezclan infinidad de cosas y hacen que despertemos de un modo a veces sobresaltado, a veces intenso, a veces enojados y en otras ocasiones, totalmente emocionados y desubicados en el tiempo.
Este fue extraño, pero me dejó mucho que sentir impregnado en cada milímetro de mi cuerpo.
Apareció mi papá, y es es demasiado...es la primera vez que sueño con él en los más de diez años que lleva muerto...y sea como sea, agradezco infinitamente eso. (Porque también pienso que lo fugaz encierra dentro de si, cientos de significados concretos. Y esa mirada suya me dejó tanto porque vivir de nuevo...)
En cuanto al resto, sinceramente, sin palabras...
Me emociona tanto que me cuesta mucho poder explicarlo...