26 feb 2015

Coincidimos hasta en el peor momento, igual que cuando dijo te quiero

A veces me habla en idiomas que no entiendo, tiene arranques que me superan en cuestiones de sentimientos, pero al mismo tiempo es superficial en casi todos los aspectos. Un día escribió una carta y la escondió para que no supiera que también escribía en silencio. Nunca le permití leer mis cuadernos, tal vez fue por eso. 
Hubo veces en que escapaba de mi para ver que hacía después de nosotros. Recorría bares en silencio, tomaba tragos de olvido y recaudaba experiencias (hasta creo que le empeñaron el alma en un par de oportunidades). Volvió a subir hasta mis ojos y le presté partes de ilusión para que pudiera recuperarla. Me dolió que sus fracasos se fueran sucediendo, pero no hice nada. Dejé que se golpeara con paredes que alguien le ponía enfrente y siempre, cuando sabía donde estaba, me quedaba parada en la esquina para ver que -al menos-,volviera en una pieza.
Creo que quería salvarlo. Hacer que temblara de amor y no de miedo, mostrarle que los ojos pueden reír y no tienen porque llorar siempre. Que una mala ganancia, aunque mala puramente, era capaz de dar muy buenos dividendos luego, cuando se entendían las razones por las que había sido de ese modo. Creo que lo quería mio, solo así, como había sido siempre.
Una vez, hace ya tanto que no recuerdo fechas, nos cansamos en momentos simultáneos y dejamos de vernos. Fue terrible. Más allá de la distancia en si misma lo que hacia de la dificultad un gran impedimento era el extrañar...que se hacia insoportable.
De la nada y de mis deseos de verlo otra vez, vino a los mil y un millón de días siguientes. 
-"Cuando se ama no se perdona..."
Me lo dijo así, con los ojos abiertos y la cara sucia, en un eco tan solitario que hasta sentí lástima. Se dejó caer en el suelo contra la pared blanca de todos los días, tomó sus rodillas con ambas manos y escondió lagrimas entre las piernas. Y habló de nuevo.
-Es tan frágil sentirse vivo, que cuando la persona que más amas en el mundo te lastima, es imposible volver. No se empieza de nuevo, es mentira. No hay sabiduría en quien perdona en nombre de eso, sino en aquel que se reconoce incapaz de hacerlo.
Sabía a que se refería. Que podía yo decirle. Pensaba lo mismo.

25 feb 2015

Por no saber o saberlo todo

Era tanto el dolor que sentía en las manos que corrió a lavarlas ni bien abrió la puerta. Dejó la llave colgando en la cerradura y sin saludar fue directo a tratar de limpiarlas. Lo vi frotarlas con fuerza, como si estuviera enojado por algo y pretendiera desquitarse con ellas. Luego de, lo que para mi fue un momento incómodo y eterno, tomó la toalla y comenzó a secarlas. Me pareció que temblaba, evidentemente le pasaba algo.
No pregunté nada, cerré la puerta y le preparé un café caliente. Un plato con muffins que había hecho en la mañana y prendí el televisor en uno de esos programas para mi tontos, pero que a él le gustan. Me senté a su lado y lo observé comer en silencio.
Su nuez de Adán parecía dormida, no se movía para tragar la bebida y parecía no tener hambre. Lo estudié como a la primera materia, el origen del universo que nadie conoce pero del que todos hablan, así, como una luna privada. Sentí que era todo poros y piel oxidada, tanto trabajo como experiencia reprimida.
Pensé en decirle que fuera lo que sea que le pasara se solucionaría, que era cuestión de tiempo y paciencia. Pensé, pero sentí otra cosa. Un impulso definitivo y a sabiendas verdadero, un correcto escalofrío que te dice cuando hablar y cuando no, basado en el hecho de verdaderamente conocer a alguien. Entonces pareció volver en si, y levantó los ojos de la taza. Me miró como si lo fuera todo y para mi fue suficiente.

24 feb 2015

6:00 am

amanecí en compañía, hoy, pero no tuya
amor de mi vida
te fuiste temprano y dejaste silencio
cosas en el piso
papeles en la mesa
luces apagadas 
y en mi pie izquierdo tu eterna caricia

amanecí en soledad, hoy, que el verano vuelve y me molesta
tan lejos de las hojas de ese árbol que aun no cae
pero tan cerca
tanto...
que siento poder tocarlo si es que el viento me deja
y me permito decirte
quiero verte siempre perdido
para que en mi te encuentres
y no quieras irte 
más jamas
más siempre
o más nunca

me levanté temprano, tanto como fue posible
anoche fue cansancio, tarde veneno, mañana rutina
y todo mi amor en sus deditos
ayer fue un día de esos
porcionado por relojes que no importan
porque nos adueñamos del tiempo

amanecí temprano, hoy, amor de mi vida
ya te fuiste y te escribo
un mensaje que desea buen día
o el mejor de todo lo posible

abrí la ventana y entraste en silencio
mañana de noche
luz de día
 ...
 ..
 .

23 feb 2015

Lunes

Si, el 14 puede ser un gran número, pero el significado de algo tan importante siempre se esconde, no está al alcance de la mano como una manzana en la frutera ni una masita en su caja, no, va mucho más allá de eso.  Y yo todavía huelo tu perfume en el aire...en la primavera de mis sentimientos y en el frío de las palabras que siempre fueron -y siguen- siendo totalmente tuyas. Una canción que deambula el alma y a veces logra desvelar eso que antes acordamos llamar silencios.
Todavía te espero, sueño color rosa con bordes azules, todavía te espero...
Puede que creas que no hay huellas si en el piso antes no se formó una capa de barro, pero en el alma es distinto...demasiado, si he de tener que reconocerlo. Fuiste luz tibia para manos cansadas y brillo pálido para mi cuerpo. Y me quedé toda solitaria, yo, que estaba dispuesta a todo lo que antes le había tenido miedo, sin saber si los sueños pueden tener huesos o es cierto que son solo espuma de antiguos deseos.
Me dejé ir y dejé que también te fueras -o creyeras hacerlo-, porque estar no solo se demuestra con el cuerpo, y tampoco es cualidad de quien quiere, sino del dueño de los recuerdos. Y en este caso son tan míos, que debo pedirte perdón si te sentís raro, porque aunque lo necesite e intente hacerlo, no puedo dejar de saber que sos mio y seguir besándote delicadamente el cuello. Exactamente ahí, donde mi corazón dejo su coraza y comenzó a comprender que era capaz de romperse en el más largo e inolvidable de los vuelos.

20 feb 2015

Viernes

Hoy hace frío, inusual para esta época del año, pero perfectamente bello y como me gusta. He reconocido desde siempre que mi estación amada es el invierno, y sentir, en esta mañana nueva una pequeñita prueba de su temperatura, realmente me agrada, y mucho. Me hizo levantar contenta...
Fui decidida a prepararme un café después de mucho tiempo, y para mi sorpresa, aunque la fecha de vencimiento del frasco está todavía lejana, al abrirlo no encontré la misma respuesta, maldita sea, estaba vencido. Tuve que optar por un te y desayunar con eso. No me gusta desayunar realmente, pero lo necesito y cuando la mañana esta fresca si que disfruto hacerlo. Máximo duerme y entonces decido aprovechar para escribir un poco, aunque bien puede despertarse en cualquier momento y tengo que dejarlo todo, pero no importa, así son las cosas. De algún modo ahora él dirige mi vida.
Pienso entonces en ese famoso "click" del que tantas y tantas personas hablan, ese ruidito silencioso que llega en algún momento de tu vida y te pide que pares, que cambies, o que solo pienses en quien sos y lo que haces, simplemente para  ver si eso es realmente lo que querías. Y a mi me llegó el 30 de Septiembre de 2014. Fue un Martes, y así, como si solo fuera cosa de decidirse (cuando en realidad así siempre ha sido), dije hasta acá. Hoy todo cambia. No puede ser que me sienta de este modo, yo no soy esta, y así no me gusto.
Hoy, casi 5 meses después, peso exactamente 16 kilos menos. Me siento muy bien, con todo lo que eso implica. No es que haya sido obesa ni mucho menos, para nada, solo que nunca -nunca- me había visto como ahora. Como yo quería. No reniego de haber tenido a mi bebé, porque desgraciadamente vomité durante todo el embarazo, con lo cual en vez de aumentar, bajé 10 kilos, pero después de tenerlo las cosas cambian y nunca serán iguales. Y es lo mas hermoso del mundo, la plenitud que brinda es inexplicable y nada fuera de eso finalmente importa. Pero independiente de todo, ese día de Septiembre sentí que debía bajar de peso y lo hice. Mucho esfuerzo, sacrificio, enojos y reproches para conmigo misma, aunque ahora los resultados son los que esperaba (y más), y me sienta plena. 
Hace algunos años pensaba demasiadas cosas en retrospectiva, me sentía triste y renegaba del eterno e interminante paso del tiempo. Estaba ganando edad y le tenia miedo al cambio de décadas, que aunque quería olvidar me perseguía y sabia que iba, y tenia que alcanzarme. Nunca me gustó cumplir años, ni va a gustarme jamás, pero ahora lo acepto y veo todo distinto. No se si es madurez, aprendizaje o aceptación de lo inevitable. No se, tal vez solo sea vida...
Hoy, veo a los 30 como mi mejor edad, la etapa del descubrimiento interior que tanto quería sin saberlo ciertamente, ni que en algún momento llegaría. Es una capacidad de poder con todo que desconocía, una fuerza que me grita desde adentro que hay más de lo que conocía y creía verdadero. Que no me relegué por haberme dedicado casi por completo a una relación que ya lleva 14 años, ni ahora a mi hijo que es la felicidad en persona y esencia. Que todo lo bueno que hay en mi sigue siendo mio, pero que puede dejar de latir solo dentro y exteriorizarse permitiendo que así de otro tipo de frutos. Los de la realización personal y el propio conocimiento. Porque ayer ese "click" que me conoció en Septiembre volvió a tocar a mi puerta, mi alma lo dejó entrar y la razón y el corazón le dieron la bienvenida. 
Decidí estudiar de nuevo. Y me felicito por eso. Adoro estudiar desde que tengo memoria, y por razones miles no he podido hacerlo. La carrera que amaba -y amo- no puedo realizarla, pero no por eso voy a quedarme en el camino. En lo que podría llegar a ser, en el intento o en el sueño. Y se que no va a ser fácil. Nada en mi lo ha sido nunca. Pero no me importa. Me siento segura y nada va a sacarme del proyecto. Espero Dios camine de mi mano y respalde con sabiduría y amor todo mi esfuerzo. Porque voy a hacerlo. Esta vez voy a lograrlo.


Hoy leí una frase de Mario Benedetti, de quien no conozco su obra sinceramente, pero se que es un grande de la literatura. La misma era de su libro "La Tregua". Y al instante de leerla sentí que bien hubiera podido estar escrita para mi. Y la tomé prestada...

" A ella le gustaba todo, pero la tensión no la dejaba disfrutar de nada..."

Hoy digo ya no más.
No más eso para mi vida.

19 feb 2015

Porque se puede

Se termina algo que aunque fue bueno necesita un cambio, una forma de decir que el tiempo es cíclico y que las cosas, aún las inamovibles, en su forma también cambian. Es momento de intentar lo que estuvo relegado durante años, esperando que la experiencia me diera el entendimiento y la fuerza  necesarios para entender que era hora de llevarlo a cabo. No después, ni tampoco antes.
Ahora porque me siento capaz de todo, entera para enfrentar los resultados y tranquila para aceptar las consecuencias. Ahora porque sencillamente el mundo, y también mi vida, finalmente se encontraron y me permitieron alinear la concresion de mis deseos.
Ahora porque así lo siento. Y punto.
Es mi momento.
No mas explicación que esa.

12 feb 2015

Cosas mías

Escribí porque necesitaba que lo supieras, entendieras que la importancia nunca sera retrospectiva y que se debe al sentimiento más que a las consecuencias de que me mintieras. Escribí porque así me expreso, porque si hablara seguro diría otra cosa, y sería más confusión de las que puedo soportar en un día. Y no me parece justo.
Escribí para saber que creo más en mi que en lo que escucho, y saber diferenciar un significado de las tácitas lecturas que tienen algunas cosas mías, así como cuando me miraste a los ojos, tomaste mi pelo rebelde y lo acomodaste dulcemente detrás de la oreja, o como cuando sostuviste mi mano y la besaste en silencio, me acompañaste a ver si era cierto lo que decían, callado, simplemente sosteniéndome.

11 feb 2015

Eso...

Siempre creí que algún día volverías. Que al mirar atrás notarias que faltaba algo y así recordarías mi cuerpo. Tuve ese pensamiento siempre que escuché la canción que me dedicabas, la misma que cantabas haciéndome reír con locura cuando sentías que estaba triste. Lo hice también cada noche contigua a la tuya, esa en la que te fuiste apagando en silencio, distante, pálido y con disfraces inventados para que yo no lo notara. Más tarde quise dibujarte de nuevo, entre paraguas que jamas dejaron de llover sobre nosotros y en medio de las cartas que deje de escribirte al encontrar todas las que nunca leíste. Fue cuando tuve que entender que solo soñaba, y realmente ya no estabas. 
Tuve, pero no pude.
Y reconocer la diferencia me dolió mucho.