Lentamente pretendía caminar hasta mi espacio, como si nada hubiera cambiado y de la misma forma en que lo reconocía siempre que necesitaba verme. Impaciente, ese era el gesto de sus rasgos, y en contraste irracional con los míos, no alcanzaban a reflejar todo lo que mi silencio espontáneo intentaba decirle. No encontré la mueca justa que le describiera a la distancia en que grado podía yo esperarlo, y en que magnitud pretenciosa deseaba que nunca más volviera.
Estando cerca quiso tocarme. Desde lejos creyó conocerme. Antes, cuando el tiempo era oro, supo quien yo era y lo mucho que necesitaba de sus riesgos. Ahora, desde esta postura que me desconoce, comprende que de ninguna forma reaccionaré como él espera. Y mañana, en el instante mismo en que le duela, aclarará por fin la duda más grande que tiene...
si sigo sintiendo lo mismo
o si, simplemente,
hallé el modo de dejar de pertenecerle
Este escrito, me voló la cabeza.
ResponderEliminarTiene esa intensidad tan tuya, que se clava en el pecho como la segunda o tercera ronda de whisky en las rocas en noches de soledad. Noches de no poder dormir. Noches de pensar, y no poder dejar de pensar. Pensar tanto, hasta terminar casi convencidos de saber lo que piensa el otro, olvidando a veces así, que probablemente ella (o el) ya nos halla olvidado y nosotros evidentemente seguimos sintiendo lo mismo y no hemos hallado el modo de dejar para pertencecerle.
Pero claro, lo que escribo no hace mas que describirme a mi mismo, seguramente.
Intenso. Arroyador. Como siempre.
Un saludo gigante, desde lejos.
Con fuerza, sentimiento. Simplemente genial. Beijinhos.
ResponderEliminarSin duda esos momentos se recuerdan, ahora mismo uno de esos recuerdos o podría decir olvidos han vuelto a mi cabeza con la intensidad del silencio.
ResponderEliminarBello, verdaderamente bello leerte, besos, también te extrañaba.
Nada nos pertenece... todo es transitorio.. sin embargo debemos encontrar la forma de sabernos petenecidos cuando compartimos nuestra vida con alguien. Todo depende de la curiosidaad... obsesiones y entrega del otro y de uno mismo... siempre quise espiar asi... y me catalogué de loca yo sola... ahora, ya mas grande... me arrepiento de no haberlo hecho con más ganas.
ResponderEliminarUn beso.
muy interesante tu manera de expresarte! Creo que te seguiré y estare al tanto! me gustaria que me visitaras acabo de iniciar mi blog es http://romualdo21.blogspot.com/ cuidate!
ResponderEliminarCerca, lejos, antes..ahora.. mañana.
ResponderEliminarSe percibe que estás en otra postura... la postura de quien sabe muy bien los que quiere.
Podría agregar más, pero sería plagiar el comentario que tan certeramente ha hecho Sandocan acerca de tu escritura.
Un beso amiga
sandocan en bicicleta
ResponderEliminarSiempre de acuerdo.
Sentir lo que otra persona escribe es, una forma de reflejarnos nosotros mismos de mil formas distintas.
Como quisimos, como sucedió realmente, como el otro lo cuenta, o simplemente, disfrutando de una humilde lectura.
Gracias.
Siempre.
Ardid
ResponderEliminarGracias!
Mina
ResponderEliminarLa intensidad del silencio...(vos lo dijiste)
Es esa fuerza la que tantas veces hace que escriba lo mejor de mi historia, lo peor de mis recuerdos, y la tristeza de mis olvidos.
Besos!
Nati
ResponderEliminarNo creas, espiar no siempre te da los resultados que esperabas.
Y te sorprendés con cosas que ni imaginabas que existían.
Gracias por tus palabras
Romualdo
ResponderEliminarGracias
Marlene
ResponderEliminarEs esa la postura que intentaba tomar, pero es esa misma la que hace un tiempo hizo que creyera que ya éramos una sola cosa. La misma que hoy, hace que dude de haberlo logrado realmente.
Besos amiga!