2 sept 2011

La belleza de lo simple



Una sola vez en diez años me regalaste flores, una tarde en que, por casualidad de esas imprevistas me viniste a buscar caminando y las cortaste del frente de una casa. Te gustaban desde el primer día, y esperaste la oportunidad justa para pedirle permiso al dueño. Cuando lo viste y escuchó lo que le dijiste, el hombre solo fue capaz de decirte, "claro amigo, todo sea por un hombre enamorado". Creí que mentías, pero tiempo después, ese mismo hombre nos vio y me dijo que "te cuidara mucho".
Odio los poemas, o sea, no es que los odio, solo que no me gusta que me regalen uno. Siento que es demasiado meloso, y está muy cargado de elogios, que no siempre representan la claridad que deben encerrar los sentimientos. Y, al parecer, siempre lo supiste. Me has regalado cientos de papelitos con frases locas, (y con horrores de ortografía),que escribías en tus ratos libres y en cada momento que decías, "acordarte de tu cable a tierra..." Y cuanto amo que me definas con esa frase, te lo juro, me encanta. Podrías haberme dicho hermosa, mi vida o lo que sea, pero que me llames de esa manera, era para mí, alcanzar el cielo con la palma de las manos.
Recuerdo la vez te di mi teléfono, fue la noche que me dijiste todo lo que sentías. La noche en que no podía parar de temblar de los nervios, y la única vez en la vida, que me quedé sinceramente sin palabras. Haciendo alarde de tu memoria divina no lo anotaste, y claro que lo olvidaste instantáneamente pero...Cuantos puntos que ganaste con eso... Viniste a casa la tarde siguiente y cuando salí a recibirte me miraste y sonreíste de una manera tan única que no pude olvidarlo nunca. Me dijiste que por favor te pasara el número de nuevo mientras acomodabas  tu gorra hacia atrás casi mecánicamente... y con eso fue más que suficiente. 
La primera vez que salimos, por llamarlo de alguna manera, me regalaste un perro de peluche, (aún desconociendo mi reconocida debilidad por ellos), bajaste del auto por una gaseosa y volviste con el regalo. No podía creerlo, en serio, era todo...demasiado bueno... Aunque real, puro y sincero.
Cuando me dejabas en casa, después de alguna salida, sea la hora que fuere, siempre, te quedabas afuera escuchando música lo suficientemente fuerte como para que yo la escuchara desde adentro y eso era sublime. Siempre elegías nuestra canción y hasta a veces también la cantabas, me llamabas por teléfono y juntos la escuchábamos. Puede sonar cursi o algo tonto, pero tantos detalles juntos quieren decir solo una cosa. La más importante de todas. La que todo el mundo busca. La que tanta gente ignora.

despertarnos juntos aún después de una pelea.
escucharnos aún en los gritos.
acompañarnos en los días difíciles.
callarnos cuando el otro llora.
abrazarnos cuando el otro no lo pide.
mirarnos siempre de frente.
aprender del silencio 
superar lo cotidiano
y agradecer lo obvio....



No haber dejado de llamarnos mutuamente mi amor, ni una vez, en estos larguísimos diez años juntos...




3 comentarios:

  1. Impresionante!!

    Jo.





    Maldita música...

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  2. Uff... Cuando leo prosa llena de poemas con vistas a recuerdos siempre me sale la misma palabra. Uff, que no significa nada pero en la que me lo digo todo.

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  3. Linea a linea me parecio ver aquella historia. Tienes magia y me gusta.

    Un abrazo desde otra luna amiga.

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Gracias...