13 mar 2012

Íntimo

Anoche mientras me duchaba fueron surgiendo las palabras, entrometidas, ahogadas bajo la lluvia que me cubría y frescas, como en ese momento se sentía mi cuerpo. Un día agotador siempre deja marcas en la piel, en el cuello, en la espalda y por supuesto en los pies, que son quienes mantienen en equilibrio todo el conjunto. 
La inspiración se acomodó a mi lado sin pedir permiso, sin avisarme y sin antes darme tiempo para prepararme a recibirla, simplemente se hizo presente y ahora, cuando lo recreo todo, entiendo porque lo hace, le doy gracias y comprendo que eso es lo único que importa.
Pensé entonces en mi mejor amigo, (quien fuera mi mejor amigo para ser realmente sincera), ese chico, hoy hombre, que siempre tuvo todas mis respuestas, ese ser que terminaba mis frases todas, que leía mis cartas, y el mismo que siempre se sentaba a mi lado. Recordé todos los momentos que pasamos juntos, y la forma en que nos comunicábamos. Compartimos la escuela y todo el tiempo del que disponíamos, sabíamos a que secreto le temíamos y cada secuencia de nuestras vidas que nos habían marcado para siempre, sonreíamos en nuestro lenguaje secreto y a nadie le permitíamos el paso a nuestros corazones del modo en que cada uno marcaba pisadas en el del otro. A nadie.
Siempre buscábamos el modo de tocarnos, él se sentaba delante mío, pero nunca dejaba sobre su mesa, ambas manos, ya que una era mía...y aún me gustaría que lo sea. Simplemente dejaba una colgando al lado de su pierna y yo, desde atrás la tomaba en silencio. Me adueñaba de mi mitad, la que vivía dentro de su cuerpo, y de esa forma, podía saberme y sentirme entera. Nos pertenecíamos. Puede que el vocabulario más extenso del hombre se considere perfecto y completo, pero yo puedo asegurar que no lo es, que le faltan palabras, que aún tiene escaces de significados, ya que ninguna palabra, oración o abreviatura viviente, puede servirme para explicar lo que teníamos.
Un día de lo más corriente pero de esos que luego se hicieron sangre dentro de mis venas para vivir dentro de ellas siempre, tuve la certeza de que lo que venía sospechando desde hace tiempo, era una irónica de las mías, pero a diferencia de otras...ésta era cierta... y me dolía... Supe que sentía más que la inexplicabilidad de un cariño, mucho más que el agradecimiento al poder curativo de un amigo...mucho, mucho más que todo eso.
Supe que lo amaba y que era tarde, porque ese amor ya había hecho que me perdiera en la mitad del camino. En ese momento el silencio se hizo nube, la compañía se transformó en cielo, y cada roce de su mano representó la lluvia más fuerte con la que el tiempo ha bañado mi cuerpo. Tuve miedo. No podía sostener su mano sin apartar de mí la necesidad inmensa de acercarla a mi cara, a mis ojos, a mis labios, no podía mirarlo a los ojos y aprender a someter la sinceridad de mis lágrimas, sencillamente ya nada de lo que acostumbrábamos se me hacía posible. Tenía miedo de mí, de mi boca sincera, de mis ojos callados y de mi cuerpo, de mi piel desesperada y no quería perderlo.
Muchos han pasado por algo como esto, la eterna pelea entre la amistad y el amor, entre mantener lo que se tiene o perderlo todo siendo fiel a uno mismo, todos hemos sufrido por esto...en sueños, o en la realidad que forma parte de cada momento...Pero yo me sentía terrible, no pudiendo sincerarme como siempre y muriendo lentamente por tener que mentirle...
Fue entonces cuando por sorpresa me tomó el destino, cuando una noche como tantas otras, nos encontramos para compartir salida de amigos, éramos cuatro en una noche perdida, más mi secreto y su guitarra que pendía de su mano que en realidad era mía. No se como fue que el tiempo avanzó hasta ese punto, ni de que forma la luna escribió mis sentimientos en lluvia de papeles, pero, agradeciendo a lo que fuera que originó todo eso, él me besó sin explicación alguna. Nunca sentí estremecimiento tal, como el que me sacudió aquella noche, ni sorpresa tan grande como la que me golpeaba mientras pensaba en lo que pasaba, pero de cualquier forma, solo me dediqué a disfrutarlo. A fundirme en su alma y a regalarle de plano cada rincón escondido de la mía...
Fui feliz por días...exactamente siete fueron esos días...Luego de haberme besado como nadie, y luego de haber escuchado que su voz me decía que me amaba desde hacía tiempo, que se debatía entre mi amistad y la duda sobre si era capaz de aceptarlo de otro modo, de la nada, me dijo que se había equivocado. Que seguía queriendo a quien fuera su ex novia, (la que ambos habíamos visto con otro mientras ellos estaban juntos), sí, a esa, a esa misma. Dijo también otras tantas cosas que aunque todavía recuerdo prefiero no recrearlas, para no cegarme con el remordimiento, con la culpa de haber creído que él era distinto, que nunca me hubiera lastimado, y que jamás hubiera sido capaz de jugar conmigo de ese modo...
Luego de eso, pretendió seguir siendo mi amigo, pretendió que yo lo sintiera como antes, lo cual, era imposible. Sumado a esto, lo vi hacer tantas cosas, que, francamente, ahora que lo pienso, debo estar agradecida de haber terminado con su compañía. Pero tampoco puedo mentirme ni ser injusta. Jamás olvidé lo que tuvimos, lo que teníamos, lo que fue, lo que hizo, y lo que hoy podríamos estar viviendo...en cambio no nos vimos más...y cada uno siguió con su vida...
Conforme el agua lavaba mi mente de aquellos recuerdos, me concentré en lo que siempre sostuve sobre tener hijos. Lo que siempre sentí al respecto y como mi mamá se alarmaba cada vez que le decía que nunca iba a tenerlos, que no me gustaban, que solo los soportaba en porciones de momentos, pero que nunca nunca, iban a ser una materia pendiente en mi vida.
Pensé siempre en lo difícil que sería encontrar pareja al momento de tener que aclararle lo que pensaba al respecto, el costo que esto tendría y como encararía mi vida. Lo analicé infinidad de veces, en un millar de idas y vueltas. Lo cual, casi como siempre, fue innecesario. Más adelante doña vida se encargó de presentarme al ser humano más bello del mundo, ahora sí, sin ningún tipo de lugar a dudas, estaba y estoy frente a quien puede llevar sobre su frente esa etiqueta con una simpleza y seguridad más que digna.
Alguien que olvidó su existir para cohabitar en el mío, sin que nunca jamás se lo pida, alguien que vio lo que soy más allá de mi carácter reservado y demasiado fuerte, alguien que fue capaz de tener la paciencia necesaria para esperar, junto a mí, a que mis pensamientos de adolescente...simplemente cambiaran...
Ahora pienso que la extensión de un latido es muy muy pequeña, pero que ese mismo sentido va mucho más allá de una definición física, y que uno puede libremente cambiar...sin que por ello haya que someterse a los reproches de la culpa. Y se lo agradezco. Le digo más de lo que he logrado decir nunca, y con una insignificante canción, solo una, lloro tanto como cuando recuerdo que la escuchaba noche a noche en la puerta de mi casa, dentro de su auto, luego de dejarme, luego de esperarme y para siempre, durante toda la noche, poder quedarse ahí, solo ahí, así, cuidándome...
Aprendí que hay que evolucionar sobre el mundo entero, pero más que nada, sobre lo que hay oculto y enterrado dentro de uno mismo. El replanteo es un arma poderosa que no es de uso exclusivo del crecimiento y que siempre, sea como sea, está disponible para que nosotros la usemos. Comprendí que, si soy capaz de volver atrás con una afirmación que siempre mantuve, es porque, finalmente, solo era cuestión de que llegara el momento.
Terminado el baño, las palabras me perseguían a donde quiera que iba, cenaron conmigo, comieron del mismo chocolate que yo comía, observaron de cerca como cerraba cada una de las ventanas de mi casa, y me ayudaron a asegurar cuidadosamemte con llave cada una de las puertas. Luego llevamos juntas mi cuerpo hasta la habitación y todas juntas nos acomodamos sobre la cama. Encendimos la luz de mi mesita, nos pusimos los anteojos y nos sumergimos en una hermosa lectura. 
Mi libro es una historia nueva, algo del estilo que no leí nunca, pero del cual, tengo altísimas recomendaciones, por las cuales decidí arrastrarme y así fue que terminé comprándolo, (en realidad son dos, ambas novelas complementen una misma historia, y yo voy por el principio de la primera). Al momento de la lectura se me dificultó un poco, yo leía lo que tenía ante mis ojos y ellas solo se interponían, tejían mi escrito en silencio y no estaban dispuestas a perder la pelea con mi libro. Finalmente dí por terminada la guerra, y a esta pequeña batalla la ganó el sueño...
Esta mañana cuando desperté era todavía muy temprano, y había indicios de una lluvia armoniosa que debe haberse mantenido durante toda la noche, lo que logró que solo quisiera seguir durmiendo...Aún en verano, y de los más fuertes que he vivido, anoche nos acostamos con una temperatura muy elevada, y si bien la lluvia la amainó un poquito, no fue lo suficiente. 
Pero no me importó para nada, porque yo, para ese momento tenía otros planes. Bajé bastantes grados al aire acondicionado y busqué una manta, la extendí sobre las sábanas, apagué la luz y con ese aire casi de invierno que tanto me gusta, me dormí nuevamente...
Soñé con ellas, sí, con mis palabras, repasé detenidamente cada detalle que habíamos recordado juntas, y aún soñando, decidí que al levantarme, les daría vida de otra forma, les agradecería que siempre me acompañen...


...y escribiría este texto...

9 comentarios:

  1. Gracias Amiga Marlene, porque de algún modo,(aunque no lo sepas), me inspiras a escribir en una extensión como esta.

    Te quiero.

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  2. Me vi tan reflejada en tus letras que muda mi piel se erizo, callados quedaron mis ojos mientras mil recuerdos se agolparon. No sabes la forma en que hoy me has tocado con cada una de esas palabras.

    Tienes una magia bellamente especial

    Gracias por dejarme entrar, gracias por seguir pasando.

    Un abrazo azul

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  3. Hermosa, me alegra que así sea =)
    Gracias por ser "kilométrica" como yo. Me hace feliz, que esas letras tuyas, que tanto admiro y disfruto... pronuncien mi nombre en tu comentario. Gracias bonita..

    Y del texto ¿que decir? esa fina y delgada línea que existe entre la amistad y el amor. Una vez que se cruza y se descubre que fue un error... ya no hay camino de retorno, ni vuelta atrás. Miente quien dice que si ponemos empeño todo puede volver a ser lo mismo de antes. No es verdad. Lo sé.... tristemente, lo sé.

    Me gusta este día día que has descrito, conviviendo con tus letras, llevándolas por doquier, en cada rincón de tu casa, resbalándose como las gotas de la ducha sobre tu piel, sobre tu recuerdos, y las has plasmado de una manera increíble.

    y hablando de aprendizajes, yo, me quedo con esto:

    "Aprendí que hay que evolucionar sobre el mundo entero, pero más que nada, sobre lo que hay oculto y enterrado dentro de uno mismo.

    Gracias por ser así amiga
    Te quiero
    =]

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  4. Wow.. te voy a confesar algo, pocos escritos con gran extención pueden lograr que detenga mi mirada a leerlos en pantalla, me cansa un poco, uno de esos pocos son los de mi querida Marlene y ahora no he parado, te he leído, me he reflejado.
    Símplemente hermoso, gracias por este regalo de letras.

    Besos

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  5. Me dieron ganas de conversarnos un cafe... No tienes idea de cuanto sentido me hacen tus palabras.
    Un gran abrazo a la distancia.

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  6. Y en este Blog te dejo mis ganas.. mis ENORMES ganas de volverte a leer.
    Así de extensa, pero sobre todo así de INMENSA, como eres.. tu...GRANDE, y GENIAL.

    Estás en mis pensamientos siempre bonita

    Te quiero
    Un beso
    Mar

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  7. Es como la lágrima rota, sin pensar que llega, llega y lo transforma todo, y eso es precisamente lo que logras al ser VOS, porque escribir es algo que va más allá de las palabras :)
    Hermoso, volvé a escribir, :)
    Se te extraña :)

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  8. Hay días que echo de menos esa sensación, que ahora me parece tan lejana. Hablo de esa sensación, de esa emoción... que me provocaban tus letras. Hace mucho que la capacidad de asombro no me germina los ojos, ni me florece en la piel. Sucedía solamente, cuando te leía... a ti.

    Hay días que me haces falta amiga...como HOY, por ejemplo.

    Te recuerdo...siempre.
    Un beso infinito
    M

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  9. Te escribí muchas veces Mar, muchas. No me respondiste y me preocupa.
    Necesito saber como estás, que te pasa.
    También extraño muchísimo leerte.
    Espero leas esto y te comuníques.

    Te quiero mucho.

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Gracias...