25 nov 2011

Germán

Llegó el momento donde, nuevamente, tuve la necesidad de saber de sus cosas, donde la satisfacción dejó de saciar mis sentidos y tuve que volver a buscarlo. No hay muchos lugares donde alguien en su estado podría estar, así que fue mi computadora, la intermediaria para la concreción del encuentro.
No tuve que involucrar el cuerpo, al menos no en el aspecto visual,  porque fue un compromiso muy pero muy fuerte en todos mis demás sentidos. Si es cierto que nunca tuvimos una relación muy íntima, pero las veces que nos hemos visto me ha encantado la trivialidad del encuentro, tu humor tan parecido al de mi pareja, y las increíbles similitudes corporales y en otra infinidad de aspectos.
A tu mujer sí, la conocí mucho, (demasiado), y es por eso que luego, sumado a que eras amigo de otros amigos míos, logramos, de algún modo, mantener el contacto. En algún momento llegué a sentir envidia de lo que era tu vida, de lo que formaba parte de tu día a día y de todo aquello que con esfuerzos enormes habías construido. No me sentí mal al respecto, al contrario, ya que soy consiente que era ese tipo de envidia que te hace ver la felicidad y el sacrificio del otro en su mejor significado y no en definiciones oscuras ni culminando en deseos malogrados.
Tus ojos eran perfectos, de un color tan claro...lo suficiente como para conocerte y llegar a quererte en un solo y pequeño vistazo. Tenían el brillo de la vida, de la libertad, del amor hacia la familia, y de la felicidad que todo eso, en conjunto, puede llegar a brindarte.
Tu hijo es perfecto, no hay detalle de su cara que no me lo recuerde, al igual que cada gesto que hace. Lo conozco nada, es cierto, pero sé, y ambos sabemos, la clase de ser humano que es, desde ahora siendo chiquitito, y lo que será mañana, cuando sea todo un adulto. Las pautas para "ser" se basan en el "sentir", y luego, los fundamentos para  "vivir" se arraigan en el "amor"... eso lo digo yo, lo escribo porque así lo creo y me mantendré en ello durante el tiempo que sea que dure mi estancia en este mundo.
Pero vos no tuviste la necesidad de hacerlo, porque tu familia lo plasmaba por si sola, vos, todo el que te viera, que te conociera y quien te escuchara hablar de ellos.
Pero hoy, cuando decidí buscarte, ya nada fue lo mismo. Tus ojos aún brillaban...pero en una vieja foto de perfil que hace tiempo subiste. En ella abrazabas a tu hijo, y ambos, sonreían como si los hubieran calcado desde el cielo, y de mi pecho surgió una lágrima. Recordarte fue como volver a conocerte de nuevo, y luego, más abajo cuando avancé con el cursor me llevé una enorme sorpresa. En tu muro hay miles de comentarios hermosos, cientos de "te extraño" alumbrando tu camino e infinidad de textos donde tus amigos te dicen a diario lo mucho que significaste para ellos, al igual que otros, te siguen hablando como si, al instante, fuera posible que recibieran alguna notificación de que les contestaste.
Pero, más abajo, el dolor se apoderó de mi cuerpo, mis ojos ya no veían lo que antes, y mis manos corrieron inmediatamente al facebook de ella. Tu mujer, tu esposa, tu amiga, tu novia, la mamá de tu hijo y la que, según yo y tantos otros, aún debería estar sintiéndote. Y no. No fue así. Al contrario.
Ella ya no está sola. Ella ya no te acompaña. Ella y tu nene ya tienen a otro que les ocupa el espacio vacío que vos les dejaste.
Es por eso que en tu muro, ya no se lee más lo que tan orgulloso te ponía. Ya no está más la frase "Germán tiene una relación con...". En cambio en el de ella sí, y lo dice muy claramente, "tiene una relación con otra persona, mucho antes de cumplirse el primer aniversario de tu muerte..."

3 comentarios:

  1. ¡Dios! (si es que existe), ¡qué preciosidad de texto!... mis sentimientos han ido y venido al ritmo de tus párrafos... al inicio narraba una historia como la mía, vista desde el otro lado del facebook... ¡pero aún estoy vivo!.
    Anónimo de las 14,15

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  2. La vida y las cosas cambian.... los sentimientos permanecen.

    Me transportaste en cada linea

    Un abrazo azul

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Gracias...